domingo, 22 de mayo de 2011

Trilogía del amor III : Love & Surrender


Hoy he entendido que para amarse hay que darse por vencido, dejar de luchar contra los elementos y  centrarse en el amor: el amor al final es lo único que nos salva y en la renuncia al resto está la salida. Amarse contra viento y marea,  amarse con mimo, entrega y generosidad. El amor nos conecta, nos ennoblece y nos protege. Un amor sólido y estable no tiene rendijas, te envuelve y te cuida,  te sirve de escudo y  lanza redes para conectarse con otros. El amor como el agua, potente y flexible, busca otras aguas a las que unirse y así ir  cubriéndolo todo. El amor busca de sí mismo para nutrirse, nos busca a nosotros para nutrirnos, pero a veces nos empeñamos en no abandonarnos a su poder. El camino es simple, pero lo vemos complicado. Tratamos de amar a los demás pensando que ellos a su vez nos devolverán este amor. Luchamos por ser seres “amables” o “amados” y en realidad estamos buscando fuera lo que debe de salir de dentro.  Renunciar al amor-aceptación del otro por establecer el mío propio. Eso da vértigo. Dejarte caer para encontrar tus propias alas. Rendirte para quererte. Quererte para querer, no querer para que te quieran. Permitir que el amor te atraviese y caer rendido a sus pies.