jueves, 5 de enero de 2012

Noche de Reyes

Cuando era pequeña me costaba coger el sueño en la noche de Reyes, era tanta la emoción y la ilusión y las ganas de que llegara la mañana siguiente que no podía dormir. De mayor me pasa un poco igual. A veces la ilusión, la emoción y la alegría me quitan el sueño. Es un poco rollo, porque a veces la falta de sueño ensombrece mis emociones, y la ilusión se tinta de ligera angustia. Se ve que mi estado más saludable es el neutro, ni triste, ni contenta, sino relajada y confiada. Puede que las emociónes a grandes dosis sean agresivas, independientemente de su naturaleza, agradables o desagradables.
Hoy es tarde de reyes, acabo de ver “El ilusionista” y me pregunto si todas estas ilusiones con las que hacemos dormir a los niñ@s no son más que falsedades e vías ilusorias de escape de una realidad que nos cuesta asumir. Y lo peor es que se lo enseñamos a hacer desde su más tierna infancia. Les contamos realidades mágicas que no existen y les sometemos a emociones falsas que apenas les duran una noche y vuelta a empezar. Yo a veces, cuando no me gusta lo que me está tocando vivir me elaboro una historia y me monto una película. Me invento unos reyes mágicos que vienen a traerme regalos y así me olvido de lo otro. Todo antes de sentir lo que me está doliendo, lo que me está desgastando, mejor me centro en la ilusión, en la incertidumbre, en lo desconocido, en la irrealidad y me evado.
Hoy es noche de reyes, una noche mágica, cargada de regalos e ilusión, de esperanza… disfrútenla, ya llegarán las vacas flacas…